Volver (a la realidad)
Volver, no sé si con la frente marchita como el viejo tango, pero sí con la cabeza baja, triste, melancólico y sin ganas. Y es que las vacaciones están bien, pero son tan "irreales", tan "falsas"...
He estado diez días en la gloria, en un "paraíso" del que nunca te irías (si pudieses), rodeado por montaña y mar, alejado del mundanal ruido, relajado y en paz. Una paz que necesitamos de vez en cuando y tan amenudo...
Levantarse a las 8:30 (no hay tiempo que perder, son tan pocos los días), un café y un paseo al kiosko (mantenerse informado nunca viene mal), una hora de tenis, piscina y cervecita helada en el bar, ducha y aperitivo en la terraza de la habitación, relajación total con vistas al mar, comida, siesta (bendita siesta), paseo al pueblo (a comprar cerveza, qué si no), playa (fantástica, fría, limpia), chiringito, ducha, cena y más terraza (o salida a tomar alguna cervecica al pueblo). Así han pasado estos días, tan rápidos como intensos.
El recuerdo de las vistas de mi habitación quedará en mi memoria para siempre. El mar, idiota, el mar, en todo su espledor, de noche, de tarde o de día, siempre inmenso y maravilloso. Mar que echaré de menos como la lluvia de los atardeceres de la costa brava, siempre desde la terraza, la luna llena de los tres primeros días reflejandose coqueta en el mar, los barcos de los pescadores y las embarcaciones de recreo, la tranquilidad, la paz, la vida de mentiras que por unos días se hace realidad, el espejismo y la envidia...
Es tan duro volver a una ciudad como Zaragoza que a mitad de agosto dormita de aburrimiento, camina despacio, sin ganas y vacía hacia mejores días, que llevo dos días con la mente en blanco, mirando a nada, esperando que mi memoria me proyecte ese mar tan claro y tan verde. El martes me toca currar, volver a lo de siempre, a la rutina, a un trabajo que no me gusta, al ritmo frenético (espero que en Agosto menos) de lo cotidiano, a la comida rápida, a la "no siesta", a la vida real, la que no nos acaba de gustar ni convencer (y más cuando hemos probado y saboreado la vida que nos gustaría). Y este "volver" es duro, pero vendrán más "días azules", más tiempo para mi, más vacaciones. Así que como dice la vieja ranchera: "y me muero por volver" (a vivir otros días "de espaldas a la realidad")
De espladas a la realidad - José Ignacio LapidoSomos peces que han mordido el mismo anzuelo
Piezas de engranajes sin atornillar
Extraños que se encuentran en el mismo sueño
Ajenos por completo al Sistema Decimal.
Fuimos en zig-zag a lo desconocido
Como piedras que rodaron hasta el lodazal
Niños que en el patio pedíamos a gritos
Nuestra buena dosis de relatividad.
Eternos aspirantes a ganar por k.o.
Adictos a las puestas de sol
Nos puedes ver sentados sin pestañear
De espaldas a la realidad
De espaldas a la realidad.
Yo formé el club de fans de Don Tancredo
Tú, la Sociedad para la Eternidad
Juntos contemplábamos en las noches de invierno
Objetos voladores sin identificar.
Eternos aspirantes a ganar por k.o.
Adictos a las puestas de sol
Nos puedes ver sentados sin pestañear
De espaldas a la realidad
De espaldas a la realidad.
Eternos aspirantes a ganar por k.o.
Adictos a las puestas de sol
Nos puedes ver sentados sin pestañear
De espaldas a la realidad
De espaldas a la realidad.
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