El Señor de la guerra (Lord of War)
“Una de cada doce personas en el mundo tiene un arma de fuego. La gran pregunta es: ¿cómo hacer para armar a las otras once?”.
En la línea de "El jardinero fiel" y "Syriana" se sitúa esta película. Si "El jardinero fiel" trata el conflicto de las grandes empresas farmaceúticas y "Syriana" el del petróleo, "El señor de la guerra" trata el asunto (feo asunto) del comercio legal e ilegal de armas de fuego.
Una película basada en hechos reales que nos cuenta la vida de un "vendedor" de armas. A partir de ahí, algo de acción, imágenes impactantes y crítica contra el sistema (unas veces fácil, otras mejor y más sutil). Nicolas Cage hace un buen papel, como lo hizo en su día Ralph Fiennes en el "jardinero fiel" y George Clooney en "Syriana" (a éste le valió el Oscar al mejor actor secundario).
Es una buena película, mucho más divertida que "Syriana" (me aburrió solemnemente) pero sin llegar a "tocar la fibra" como ocurre con la estupenda película "El jardinero fiel".
Mi clasificación:
SINOPSIS:
Basada en la realidad, "El señor de la guerra" es una historia de aventuras y acción situada en el mundo internacional de la trata de armas. La película explora una consecuencia poco conocida del final de la Guerra Fría, la enorme cantidad de armas que de repente quedó disponible en los antiguos estados soviéticos para vender a los países en desarrollo (sobre todo de África) y las inmensas sumas de dinero amasadas por los traficantes de armas que las vendieron. Muchos piensan que es el mayor atraco del siglo XX. Sólo en Ucrania, entre 1982 y 1992 se robaron más de treinta y dos mil millones de dólares en armas. Ningún culpable ha sido jamás atrapado ni procesado. La película sigue las incansables aventuras del traficante de armas Yuri Orlov (Nicolas Cage). A través de algunas de las zonas de guerra más peligrosas, Yuri lucha por escapar de un implacable agente de la Interpol, de sus rivales en el negocio y hasta de alguno de sus clientes que incluyen a muchos de los más importantes dictadores. Finalmente, Yuri debe enfrentarse también a su propia conciencia. La butaca
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